Por David.
Con motivo de la fiesta del chivo de Vegacervera un año más volvemos a este pueblo para además de disfrutar del lugar hacer la travesía de Valporquero como ya es tradición en nuestro club. Llegamos a las cabañas de la carretera del camping el viernes por la noche y entre unos y otros no nos acostamos hasta las 2 de la mañana y los mas madrugadores a las 7 ya estaban tocando diana.
Como en esta ocasión fuimos diez y ocho personas por lo que nos dividimos en dos grupos de nueve, dejando dos coches en la carretera y otros dos arriba en la Atalaya, entrando los primero por el sil de las perlas a las 10 de la mañana los segundos a las 12, en el que iba yo. Al contrario que otros años fue sin ningún tipo de pérdida, llegamos a la boca directos por la marcada senda, guiados por Rubén, la reja estaba quitada pero sin problema al entrar la volvimos a poner, para iniciar la travesía, se hizo sin casi paradas porque llevábamos cuatro sacas de cuerdas de cuarenta de tal forma que podían estar casi todos los pozos instalados tardando apenas dos horas en tocar el agua los nueve, hay que resaltar que las cuerdas en fijo están en bastante buen estado.
Al llegar al río tomamos un pequeño tentempié, que cada vez va cogiendo más nivel gracias a los caldos calentitos y a las chaquetas en las bolsas estancas (de esta forma ni los más frioleros cogen frío jajaja).
El nivel del agua era relativamente bajo por lo que estaba bastante disfrutona, pudiendo hacer los toboganes y sin tener que hacer los rapeles guiados, la cascada estaba especialmente bonita y se podía instalar los dos lados si bien decidimos cogerla por la derecha la habíamos hecho otras veces y en muy poco tiempo, una hora escasa ya estábamos en el paso de la M que tenía poquísima agua por no decir casi seca y estancada.
Es la primera vez que salimos por la Covona de día pudiendo disfrutar de las grandes vistas que tiene este grandioso paraje.
Aquí y por división de opiniones instalamos las dos vías, el volado y el rápel de 40 por pared como de costumbre tuvimos el típico enganchón y revolcón en la pared por no fraccionarlo, de aquí al coche por el río sin ninguna complicación en los rápeles, nos dio tiempo a casi recoger y echar las cervecitas cuando ya empezó a llover a chorros.
De ahí a las cabañas de nuevo ducha con agua calentita, cena, visita a la carpa para degustar la cena de chivo y las copas con “orquesta” al camping, los mas valientes que aguantaron todas las canciones tradicionales pudieron ver en primera persona lo que al día siguiente salió en todos los noticiarios, accidente pelea y detenciones una pena que la gente no sepa beber. Eso si ninguno de los nuestros participo en tan lamentable espectáculo.