Travesía Hundidero – Gato


Por Marta.

El pasado día 29 de octubre 11 integrantes del Club (Agux, Rubén, Isa, Joni, David, Vanessa, Moi, Miguel cartero, Susana, Miliki y Marta) nos desplazamos al sur para realizar la travesía Hundidero-Gato. Después de varios años de, o bien no conseguir permiso, o teniéndolo no poder bajar por diversos motivos, por fin este año conseguimos realizar la travesía que era nueva para la mayoría de nosotros (excepto para Agux y Rubén).

Con un tiempo muy caluroso para la época el sábado por la mañana partimos del camping donde estábamos alojados en Grazalema hacia la boca de Gato, (que a mí no se me pareció nada a un gato), a dejar allí uno de los coches y subir con el resto a la boca de Hundidero. Lidiando con la calor nos equipamos y para dentro!!.

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La entrada de Hundidero es espectacular por lo que, tras las fotos de rigor, accedemos deseosos de encontrar un poco de fresquito en el interior, el cual comienza por una rampa descendente cubierta de bloques, a la que siguen dos cortos rápeles de unos ocho metros con cuerda fija. El segundo de ellos ya nos pone en el agua, que está bastante fría así que adiós a la calor. El siguiente tramo inundado, (en el que ya aparecen los primeros hierros retorcidos que anuncian lo que nos iremos encontrando según avancemos), se puede superar por el agua pero algunos decidimos ascender por una cuerda en fijo seguida de un pasamanos para luego de descender por un rápel con cuerda guía.

Continuamos avanzando a través de pasamanos de «cadena», llegando a otro corto resalte saltable, seguido del siguiente rápel que es el primero en el que tuvimos que instalar nuestra cuerda.

A partir de aquí comienzan a aparecer cables oxidados y restos de madera y hierro colgando por encima de nuestras cabezas, siendo los vestigios de las pasarelas colgantes que se hicieron para que circularan mulas y vagonetas para transportar el material necesario para «tapar» las fugas que sufría la presa que se encuentra en el exterior, (en un ejemplo más de la infinita estupidez humana), y que nos acompañan durante una gran parte de la travesía.

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A medida que avanzamos el número y belleza de las formaciones aumenta, nadando algún lago, para, tras varias trepadas y destrepes, llegar al bien denominado «lago de barro», que hace honor a su nombre.

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Unos metros más adelante llegamos a «Los Órganos», impresionante formación , y avanzando un poco más nos encontramos «La Sala de los Gours», igualmente preciosa con sus gours formando gradas.

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Tras la «Galería de la Ciénaga», que hace que eches de menos el «lago de barro» y que nos hizo echarnos unas risas, así como temer perder nuestras botas, llegamos a la enorme «Plaza de Toros», de unos 50 metros de diámetro.

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Allí, tras juntarnos todos y comparar quién estaba más embarrado, continuamos alternando tramos de andar y de nadar varios lagos para llegar a la que es una de las formaciones más características y bonitas de la travesía, la «Gran Estalagmita», la cual rodeamos para contemplarla en todo su esplendor.

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Después de nadar varios lagos más llegamos a la «Galería del Aburrimiento» que pasamos tan rápido que nos hizo pensar que no era donde nos encontrábamos, por lo que a nosotros no se nos hizo tan larga si bien la progresión por la misma es bastante pesada. Despejamos por completo las dudas al llegar a la «Sala de las Dunas», donde hacemos una breve parada agobiados por el calor, siendo a partir de aquí la progresión menos pesada.

Tras unas pocas formaciones características en la «La Galería de las Cabras» y la «Gran Pared» llegamos a los «Lagos de las Marmitas» donde nuevamente nos refrescamos, para, tras un último resalte de unos 4 metros, acercarnos a la salida por Gato anunciada por grandes bloques con musgo. Llegando a la represa final, terminando esta bonita y curiosa travesía.

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Nosotros la encontramos bastante «seca» por lo que el agua no nos dio problema si bien es un factor a valorar porque en carga puede ser peligrosa, incluso impedir la continuación.

Como anécdota comentar que se trataba de la última travesía que le faltaba a nuestro compi Miliki para completar las 40 grandes travesías del libro de Isidoro Ortiz, por lo que para celebrar la hazaña le regalamos una placa conmemorativa, que le hizo mucha ilusión. Emocionados nos fuimos a celebrarlo con una merecida cenaca, acompañada de las correspondientes cervezas.

En conclusión, travesía muy recomendable y asequible cuya mayor dificultad es conseguir el permiso para realizarla.

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