…..a la derecha, a la derecha de todas las personas….
24 de julio de 2011, segundo intento.
COMPONENTES: Rafa, Ruben y Montse.
Nos levantamos tempranito y después de dejar el coche en las casucas, iniciamos la aproximación partiendo de los Collados de Asón, se sigue la pista hasta el desvio del PR a Colina (media hora andando), a partir de aqui comienza un sendero a la derecha lo seguimos pasando por delante de una cabaña, hasta llegar bosque donde tomamos otro desvio a la derecha en la indicación de Cerrilla (otra media hora), desde aqui empezamos a peder altura por el bosque hasta llegar a las casas del Albeo, atravesamos los prados hacia la derecha, parando a reponer fuerzas en una fuente que hay en una de las casas, subimos la loma hasta la casa derruida y desde allí a la izquierda tomamos otro sendero que nos pone en la ladera de Tibia. Encontramos la entrada enseguida, puesto que hace tres semanas ya empleamos la jornada buscandola. El tiempo total de acceso dos horas. Las coordenadas:
Nos empezamos a preparar y comer algo pero empieza a llover asi que decidimos entrar y comer en la base del P14. Son las 12:00
Una vez que ya nos hemos tomado unas empanadas, seguimos por la rampa descendente, con alguna destrepada hasta la cabecera del P9 que nos encontramos instalado en fijo, continuamos hata llegar a la cabecera del P85, que tiene el pasamanos de acceso con las cuerdas fijas.
la reunión intermedia del pozo se encuentra a unos 30 m de la cabecera, es algo dificil de ver puesto que se encuentra en uno de los canalizos, Ruben se la pasa y cuando está a un metro del nudo fin de cuerda cambia aparatos y para arriba, en el ascenso la encuentra. En este pozo aparte de sus gigantes dimensiones te acompaña una cascadita de agua, en la base del pozo llevamos algo más de hora y media desde que entramos.
Continuamos y nos encontramos con la sorpresa del meandro de los palillos, nosotros decidimos hacerlo por arriba, tiene alguna trepada y destrepada, este meandro es estrecho y retorcido, parece no acabar nunca y hay que tener cuidado de que la saca no se quede enganchada en el desfondamiento, hasta que por fin aparece el pasamanos de acceso al P19, trás este pozo en el que en la base se encuentran algunas helititas, llegamos a otro pasamos que nos pone en la cabecera del bonito P30 que se encuentra instalado en fijo, y llegamos a la temida estrechez, la cual pasamos los tres sin problemas, gracias a que Rafa ya la había hecho y nos explicó como hacerlo. La saca hay que pasarla por delante, hay que entrar tumbado con la cara hacia la derecha, a los 5 metros, tras la curva a la derecha se asciende un metro para cambiar a un nivel superior y continuar con un giro a la izquierda en gatera, es muy muy recomendable quitarse todos los aparatos, pero hay que tener en cuenta que la salida de la gatera es la cabecera del P36, pero han puesto una cuerda de aproximación a la cabecera del pozo para que esta no sea tan expuesta.
tramo vertical de la estrechez visto desde abajo….
El pozo del péndulo se encuentra instalado en fijo, las cuerdas estan en buen estado, tiene tres péndulos, el primero recuerda más a una tirolina que a un péndulo, y el último te mete en una ventana a la izquierda, en la que una de las cuerdas está bastante deteriorada,
Tras la ventana hay un rampa descendente de unos 8m segido de un P8 instalados en fijo, continuamos por una galeria ancha de grandes bloques en los hay que pasar por dos desfondamientos, el primero se encuentra asegurado por un pasamanos ascendente, esta galería nos conduce al pasamanos de acceso del segundo P85, que aparece a la izquierda, cuya reunión intermedia se encuentra a unos 25 m, en la pared de la izquierda. Ya en la base decidimos parar a comer, son las cinco y media.
Cómodo pasamanos de acceso a la cabecera del segundo P85.
Una vez que hemos comido continuamos por la galeria Jacques Vey en la aparece el río y nos metemos en el meandro activo, el cual tiene pasamanos en algunas de las marmitas, nos topamos con una cuerda a la izquierda, pero muy seguros de que este no era el primero de los pozos de la unión (sin criterio ni lógica ninguna decidimos que era una cuerda de exploración, no podía ser tan fácil…), continuamos por el meandro activo hasta que ya se estrechaba tanto, tanto, tanto…. que llegamos a la conclusión de que la cuerda que habíamos dejado atrás, si que era la que debíamos continuar, asi que tuvimos que remontar el curso activo.
Una vez en la base de los pozos cogemos aliento antes de subirlos, el primero es un P15 que se encuentra fraccionado con la parte superior muy estrecha y muy lavada, un resalte y un segundo P10, que termina en una salida ascendente un tanto incomoda.
Llegamos a la diaclasa de los Parisinos, una galería fósil, muy bien señalizada, tipo montaña rusa, sube, baja, sube, baja y con varios puntos algo estrechos en los que es necesario quitarse la saca, dejamos a la izquierda el P70 en el que oimos caer el agua y continuamos hacia el cañon rojo.
A las 9:00 llegamos a la Rabelais, la cual hay que atravesarla sin perder de vista la pared de la derecha, salimos de esta gran sala y nos vamos a ver la gran estalagmita, esta travesía no tiene muchas formaciónes, pero la que tiene es a conciencia.
tras la visita a esta gran formación destrepamos y llegamos a los pasamos de la Vira de la Araña, que bordean un desfondamiento y después al paso del Trascatín.
tras este sigue la fuente de los macarrones y la zona embarrada, en este punto se nos ha acabado el agua, ibámos a coger de la fuente, pero caía muy revuelta y decidimos no beberla.
Pasamos los pasamanos del Bloque 64, donde uno de los fraccionamientos tiene la cuerda dañada dejando al descubierto sus almas, haciendo cabriolas logramos no colgarnos de ella, continuamos subiendo para después bajar por las coladas resbaladizas con los escalones tallados y tras un último resalte y destrepe por una cuerda de nudos en la que sopla considerablemente el aire, llegamos a los laminadores
y tras estos la boca de Cueva Fresca, son las 10:30 de la noche y está lloviendo.
Una hora después y tras unas vueltas por la ladera y comprobar que no estabamos tan cansados como creíamos cuando pensabamos que un toro venía hacia nosotros, llegamos al coche, nos cambiamos, y al bar Coventosa.